domingo, abril 20, 2014

CITIZEN

-He podido gritar de rabia muchas veces,
clamar un por qué al susurro del desapego.
He estancado muchas veces mis ojos,
en la cárcel interior de los recuerdos desafortunados.
He estropeado a quien no lo merecía,
por sentirme dependiente de la ignorancia.
He llegado lejos de forma precoz,
mientras perdía la fortuna de mis valores en el tiempo.
He destrozado muchas etapas mías,
para borrar la pesadilla con la que no quise enfrentarme.

Los males ajenos que se me sembraron en la juventud,
discurren en forma de miedo,
de mi depende saber enfrentarme a ellos,
y romper el saco donde los tengo guardados.

Ahora he aprendido muchas cosas en los últimos años,
pero nunca dejaré de aprender duras lecciones.
A pesar de todo,
la verdad la miro de frente,
sin esconderla,
y camino hacía lo real...

Hacía el sueño de seguir curándome,
de quitar mis asperezas huérfanas de fantasmas intolerables.

El tiempo me sigue enseñando,
que no soy perfecto,
pero tampoco me rindo 
y me enfrento con mis defectos.

Valiente es el que no se detiene,
y se enfrenta a los impulsos,
convirtiéndolos y dirigiéndolos sin tempestades.

No quiero morir,
sin olvidar que fui,
sin dejar de aprender que soy,
sin parar de corregirme una y otra vez-




El hombre es un auriga que conduce un carro tirado por dos briosos caballos: el placer y el deber. El arte del auriga consiste en templar la fogosidad del corcel negro (placer) y acompasarlo con el blanco (deber) para correr sin perder el equilibrio.
(Platón)



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