Déjame posar mi mirada en su silueta coqueta,
en la rama que me da luz de la sombra que me camufla.
En un impulso hacía mi tímida sonrisa,
me lanzo al abismo y creo alas que me salvan
donde antes ardían los sueños en llamas.
Que tierno y confortable es a veces bajar la guardia,
y abrir los ojos donde las hojas del pasado te los tapaban.
Piensas que con sólo una sonrisa es suficiente para seguir el sendero,
sin necesidad de más, sólo un intercambio cómplice embriagador.
Sin necesidad de inundarnos con palabras absurdas.
Y ahogar esa magia que carecemos muchas veces,
por la estupidez de tener necesidad de más.
A veces una simple escena es suficiente
para llenar un pozo seco.
Y contemplar un maravilloso paraje
en una llanura seca y amarga.
Déjame posarme de nuevo,
y contaminarme lentamente en tu paraje...
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